anu-taya

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this is me

Tuesday, January 17, 2023

La Jota (fecha original mayo 19, 2022) Era la tarde de un viernes, en el segundo mes del 2022, me desperté, salí luego de oír el “Te Quiero” diario de mi mamá, después de comerme mi cereal favorito, el del conejo con leche fría, muy fría, era un día fresco, sin sol, el cielo estaba lleno de nubes bajas y grises, típico clima de febrero, rece mi Padre Nuestro mientras manejaba como siempre lo hacía, pocos minutos después mi vida terminó para siempre, debería decir mas bien, cambió para siempre, fue rápido, sin planearlo, sin analizarlo, a lo lejos escuchaba el tra tra tra de un helicóptero, posteriormente sentía el aire rápido de personas que me pasaban por los lados para examinarme, entonces deje de sentir… Desde el fondo del patio donde yo permanecía parado, mi visión era limitada, estaba bajo mi techo, una casa pequeña que me protegía de los elementos, llovía muy fuerte y mis ojos tan pequeños no podían distinguir muy bien lo que veía. Pero la vi, allí estaba ella con las manos juntas , arrodillada , triste , desconsolada, su cuerpo se movía al ritmo de las lágrimas que brotaban de sus ojos sin parar, podía notar un murmullo en sus labios como de oración, pedía por su hijo, por ese primogénito que fue su orgullo desde que nació , que era invitado a todas las fiestas de sus compañeros de clases, que salió adelante a pesar de sus impedimentos intelectuales, por la fuerza que necesitaba de ese algo mayor que a todos nos ve desde algún lado, se supone que desde arriba, no parecía que nada pudiera consolarla; había en ese cuarto otra mujer, alta, delgada, de boca amplia, joven, con el cabello oscuro y largo hasta la cintura , con sus brazos la rodeaba por detrás, muy fuerte, como si estuviera tratando de protegerla de algo intenso, salvaje, sin escape, esta joven también lloraba mirando al cielo, se notaba que su corazón estaba roto, que no había remedio, consuelo o refugio para un dolor al parecer inevitable. De pronto y sin buscarlo, viene un recuerdo a mi mente, yo era un niño y jugaba en un patio con grama de un verde vivo con esa joven alta, ella trataba de atraparme pero yo era muy ágil y no podía, yo me reía, recuerdo también que un día juntamos hojas de distintos tipos e hicimos un collage junto con mama, mama era maestra de kinder, pintamos cada hoja de un color distinto con tempera y las estampamos en un papel blanco, al terminar exhibimos nuestro arte en la pared de la sala y con eso sorprendimos a papá cuando llegó del trabajo, papá estaba tan feliz, se lo llevó a su oficina y allá lo exhibió en la pared encima de su escritorio. Esa noche nos sentamos juntos a cenar mi plato favorito: macarrones con queso, extra queso y un tostadito de migas de pan por arriba, siento que mi saliva aumenta al pensar en esa delicia que mi mamá me cocinaba una vez por semana. También recuerdo que mi color favorito era el azul. La mochila que use para ir al preescolar era azul y tenía una foto de las pistas de Blue, al igual que la sabana de mi cama, y mi pelota favorita que se perdió en el parque, por qué recuerdo todo eso ahora en este momento? Que me pasa? Que es esta angustia que siento en mi pecho? Subo la mirada e interrumpo mi conversación conmigo mismo mientras veo entrar a la habitación a un hombre calvo, bajo de estatura, con gafas grandes que no lograban tapar sus ojos cansados y suplicantes y se acerca a esas dos mujeres con un sosiego difícil de explicar como si no pudiera respirar, la joven de pronto grita y llora, su cuerpo se mueve violentamente tratando de inhalar oxígeno para poder respirar, golpea la pared con ambos puños repetidamente, muy duro, hasta que el hombre la agarra por la fuerza y para detenerla la abraza fuerte, y la mece, ella trata de zafarse, pero el no la deja, la mantiene cerca de él, con un vaivén de movimientos calmantes, mientras la otra mujer se sienta despacio en un sillón blanco con madera que está en la esquina de la habitación y lentamente coloca ambas manos en su cara cubriendo su rostro moviendo la cabeza de lado a lado y diciendo que no repetidamente sin parar, era un “no” mecánico. Estoy exaltado, mi corazón pequeño late muy fuerte, quiero moverme pero no puedo, lo intento de nuevo, sin obtener un resultado diferente, me desespero… Me calmo y vuelo, vuelo más cerca de ellos, y después de tantos días y tantas noches, no se cuantas han sido, los visito y observo con amor en cada parte de mi como poco a poco vuelven a sonreír, vuelven a ser lo que eran conmigo, vuelvo a oler los macarrones con queso cada miércoles, me hacen sentirme tan dichoso. Que bueno que puedo acercarme, que se deleitan con mi belleza y mi plumaje rojo, que no saben que soy yo , que me convertí sin intención en un cardenal el día que después de una caída en mi trabajo desde un camión quede en estado vegetal y luego pocas horas después tuve que despedirme de mi cuerpo terrenal. Que dicha que decidí en vida donar mis órganos y están dándole una segunda oportunidad a otras personas que los necesitaban para seguir con vida. Que alegría que viví a plenitud 21 años con esas tres almas tan bondadosas que me dieron todo su amor, que me adoraron con mis múltiples defectos, que me ayudaron a superar las vicisitudes de mi vida, Que bueno que fui feliz, que ame, que reí, que compartí las mejores partes de mi, que aprendí lo que debía y enseñe lo que sabía, y lo más importante que en esos 21 años, 3 meses y siete días no tengo remordimientos, lo di todo cada día. En honor a Jake.

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